viernes, 11 de enero de 2013

AL PSICÓLOGO


Escribo este post, a pedido de algunos y porque las veces que he contado la pequeña historia, muchos han preguntado ¿es broma? Y con cara de sinceridad mezclada con sarcasmo les respondo: sí es verdad.

Y bueno yendo al grano empecemos por comentar, que si bien los hombres pueden usar mil excusas para dar por terminada una relación, yo no soporto que luego se manifiesten todos los meses para seguir chancando la herida, lo siento no soy masoquista. El caso es el siguiente, una relación se terminó o más bien el decidió terminarla y como persona normal a veces soy, acepté la decisión, le deseé lo mejor y quedamos en “buenos términos”.

Al mes  empezaron los mensaje de “te extraño, recuerdo los lindos momentos” y todas esas palabras cursis que te hacen olvidar por un momento que un día dijo: “creo que mejor terminamos”. Y en mi cabeza, las palabras sonaban como: “quiero fregarte para que no me olvides y no puedas engancharte con alguien más”. Que es lo que pienso de los chicos o chicas que terminan una relación y luego no quieren volver, pero ahí están.

La respuesta fue clara: “Hola, todo está bien, a veces nos toca aceptar las consecuencias de nuestros actos, si me extrañas poco a poco pasará. Que estés bien”. Si seguro parece que soy de hielo, pero la  verdad los arrepentimientos tardíos se me hacen más falsos que telenovela mexicana, lo siento.

Y la vida transcurrió en meses y meses, hasta que un día apareció otro mensaje: “Hola, ¿cómo estás? Aún te extraño, pero solo a veces y pensar que el 05 cumpliríamos 7 meses…”(los números no son exactos). En ese momento mi paciencia llegó al límite, si antes no le había dicho lo que pensaba, el momento había llegado.

Tomé el teléfono y contestó, no escribiré la conversación completa, pero lo importante fue esto y dije: “No sé qué problema tengas, yo espero que estés bien, pero por favor deja de mandar esos mensajitos de tanteo para ver si siento algo, te recuerdo que el que terminó la relación fuiste tú. Si aún tienes problemas con eso, puedes ir al psicólogo, quizá el pueda ayudarte a superarlo y no lo digo en broma, y bueno si no te gusta o te parece caro hay muchos libros de autoayuda, Walter Riso es de mis favoritos, y si no tienes nada interesante que contar, mejor no me digas nada”.

Él se sintió ofendido al parecer, pero yo pude decirle lo que pensaba hace meses, y como quien dice en buen cristiano que vaya a molestar a otra, si alguien decide salir de tu vida, luego no tiene que aparecer solo para intentar quebrar la tranquilidad que tienes (si es que la tienes).

No sé que opinen, siempre que lo cuento la gente se ríe, y en realidad me pregunto ¿por qué?. A veces la vida nos enseña a madurar y a veces los psicólogos o los libros de autoayuda pueden hacer su trabajo ¿no? Bueno es lo que pienso, desde ese momento los mensajes “amorosos” terminaron, yo sigo tranquila y feliz y él, pues no sé en que ande y por el momento, no me interesa.