La vida y las relaciones sentimentales en los 20 es
complicada, hay desengaños, aventuras, y entonces sufres, te preguntas ¿qué
hice mal?, ¿encontraré al hombre de mis sueños? y por ahí con emociones y
tristezas, sigues el camino. Pero si llegas a los 30, ¡empieza el conflicto!,
porque TODO EL MUNDO (excepto honrosas excepciones) te harán saber y sentir que
tienes que empezar los preparativos de la boda, o en el mejor de los casos ¿cuándo
el anillo de compromiso? Y no diré que pasa si te ven soltera, porque los
comentarios son de otro tipo.
El tema del matrimonio tiene miles de cosas para escribir,
pero ahora solo hablaré del anillo de compromiso, he visto fotos, y comentarios
con mucha ilusión de alguien que dice “me pidieron”, obviamente “matrimonio”,
pero también he observado que mientras para algunas chicas es toda una
bendición, para otras es un tema espinoso o más bien “una esperanza”, de que
algún día el vestido blanco se acercará a ellas.
¿Qué ganamos?
No recuerdo en qué momento empecé a cuestionarme lo de las
pedidas de mano y el anillo de compromiso, a mí no me provoca, llámenle
justicia o feminismo si quieren, pero siempre he pensado que debe ser igual
para los dos. Así que no necesito que él me pida la mano, si nos queremos
casar. ¿Será una decisión de dos no? Así que si no compro un anillo para él,
tampoco quiero uno para mí.
Al respecto encontré una opinión feminista (y que me hizo
sentir identificada): “Llevar un anillo de compromiso va en contra del
feminismo y en contra de ser mujer. El anillo es un símbolo de una cantidad de
cosas que son completamente contrarias al ideal de la mujer independiente y
autónoma capaz de resolverse su propia vida. Es un símbolo de pertenencia a
otra persona”. La periodista ha sido
criticada y ha generado polémica, por cuestionar una “tradición” y acusada de
“feminista resentida” y creo que solo ha expresado su punto de vista.
Sin embargo, aunque muchas no lo digan he notado una especie
de sentimiento de superioridad femenina (no en todos los casos) relacionado al
éxito amoroso al publicar las fotos de ese hermoso anillo, que diamante o no,
genera muchos likes y mensajes de tipo “ya era hora, que bueno por ustedes”. O
la frase “a mi amiga ya la pidieron, y a mi nada”, y empieza el comparativo
femenino más loco que se haya podido ver. Yo no lo concibo así, me encanta que
la gente se ame, pero cuando me preguntan ¿qué tipo de anillo le dieron? o ¿era
un diamante?, la verdad no sé nada de joyas y no siento que sea mi tema evaluar
cuánto gastó el novio en ese regalo.
También aclaro, que respeto su uso porque tengo muchas amigas que
disfrutan ser novias y tener el anillo, y que se van a casar como dicen que
manda la ley.
Si vamos a un punto mucho más crítico, aparece mi fantasma
macho del príncipe de Disney que rescata a la princesa de esa horrible soltería
que le espera, si él no la elige para ser su esposa. Creo que por ahí va mi
poco cariño al anillo de compromiso, siempre me he sentido un poco rebelde con
las “tradiciones sociales”.
Un poco de historia y publicidad.
Entonces voy al punto, ¿realmente que significa el anillo? ¿De
dónde vino? ¿Por qué lo quiero? ¿Por qué él regala el anillo? ¿y ella que da?
Alguna vez, ¿lo preguntaron? Hice mi pequeña investigación y encontré datos
interesantes.
La cosa es así: “Fueron los antiguos egipcios los primeros
que comenzaron esta costumbre. Eran los hombres quienes entregaban dichos
anillos a sus mujeres como señal de confianza; de esta manera confiaban en que
serían buenas esposas y amas de casa”.
Siguieron luego los griegos, los romanos donde incluso entregaban el
anillo a los padres de la novia que era la única forma de poder solicitar
matrimonio con una mujer. Hasta ese momento los anillos no eran precisamente
diamantes como ahora se acostumbra, los hombres regalaban lavadoras, cocinas a
sus novias, entonces la publicidad hizo lo suyo.
“En 1938 la agencia Ayer sugirió reforzar la relación entre
esta piedra preciosa y el amor, equiparando su pureza y su durabilidad: si el
novio quería convencer a la novia de que su amor era puro y duradero, tenía que
escoger una piedra pura y duradera, y éste era el diamante. “A Diamond IsForever” significaba que su amor también era para siempre.”
Desde ese momento Frances Gerety, publicista creadora del
slogan lo convirtió en el más famoso del mundo, ya que 25 años después se
siguió usando para los anuncios de la empresa. Los diamantes se usaron en
películas y la venta aumentó 55% en Estados Unidos, aún ahora muchas décadas
después. Y actualmente algunas seguimos considerando ese “slogan” como cierto.
Más allá de publicidad y ventas de diamantes, creo que para
comprometerse hay que tomar muy en serio la decisión de compartir tu vida con
alguien, dar el siguiente paso si realmente lo sientes y no solo por los likes
en Facebook o “lo que diga la gente”, así que aconsejo mirar menos el modelo de
anillo y más el amor. ¡Sean felices!